domingo, 19 de febrero de 2012

Una ráfaga de viento meneó las flores y el aire, adquirió un olor embriagador. Cerré los ojos y respiré hondo. Me dejé caer, despacito, al suelo. La hierba me hizo cosquillas en el cuello. Sonreí. La acaricié con mis manos y me quedé tumbada ahí un rato. 
Abrí los ojos cuando noté que algo trepaba por mi mano. Un par de hormiguitas, correteaban sobre mi mano. Parecía como si  estuvieran jugando al pilla-pilla. Con cuidado para no hacerlas daño, las aparté. Me senté en la hierba y miré a mi alrededor. A mi lado, había una flor preciosa y, una abeja la sobrevoló hasta que se posó en ella. Miré hacia el otro lado. Una mariquita se escondía entre la hierba. Puse mi dedo y subió en él. La observé durante un rato y, después, alcé mi dedo meñique para que volara. Volví a tumbarme en la hierba. Un par de pajarillos, iban hacia un árbol que estaba a unos pocos metros. Dirigí mi mirada al cielo. En un primer momento, los rayos de Sol, cegaron, pero luego, jugué a pensar qué podían ser las nubes por las formas tan bonitas que hacían. Un castillo encantado, una rosa roja, un conejito y hasta un elefante. 
Volví a cerrar los ojos. Me encantaba. Esto, sólo tenía un nombre: Privamera

viernes, 17 de febrero de 2012

¿Un cuento de hadas?

Érase una vez -comienzas, siempre igual- la más bella de las princesas. Y, no, no... no es ni Blancanieves, ni Cenicienta, ni la mismísima Bella Durmiente. Eres tú.Tú eres mi princesa. -yo, sin poder evitarlo, sonrío como una tonta.- Todos, absolutamente todos los hombres de la comarca, tenían ojos para ella. Y, no era para menos. Las dos trenzas que a veces le colgaban por encima de los hombros, las sonrisas inocentes, esos ojos verdes y sus perfectas formas, eran dignas de eso y mucho más. -me acaricias la mejilla derecha con el exterior de tu mano.- A pesar de poder tener a cualquier hombre, ella solamente quería a uno. Más que un hombre, era la Bestia. -dices señalándote y asinitendo con la cabeza.- Pero ella, cada mañana se levantaba pensando en ver a la Bestia, que la colmaba siempre de halagos y, de vez en cuando alguna que otra rosa y una caja de deliciosos bombones. La Bestia, terco como una mula, pensaba que la bella princesa no correspondía su amor. Y, cada día, se miraba en el espejo, sintiéndose desdichado. 
Hasta que un día, un Hada Madrina se le apareció. No callaba, hablaba y hablaba sin parar sobre algo de una calabaza, una carroza... mientras la Bestia pensaba en el deseo que iba a pedirle. Cuando por fin, el Hada Madrina dejó de contar sus batallitas, sus azañas, la Bestia se entusiasmó. "Hada Madrina, le dijo, después de todas esas cosas que ha hecho, podría concederme a mí un deseo. Quiero gustarle a la bella princesa. Con un toque de su varita, podría hacerme más..." El Hada Madrina, no dejó terminar a la Bestia de hablar. Le dió un toque con su varita, sí, pero... no vayas a pensar que fue un toque mágico para conceder su deseo. Fue un golpe en la cabeza que le dolió bastante. -dices frotándote la coronilla.- "A ver..., le dijo ella, ¿de verdad crees que esto es una varita? ¡Solamente es una pajita pintada de negro! Yo no concedo deseos. ¿Lo de la carroza de Cenicienta? Simplemente fue hablar con un buen amigo que fabrica carrozas. Tuve que decir que sí, que estaba hecha con una calabaza por su color medio anaranjado. ¡No sabes lo terca que es Ceni! ¿Los cien años durmiendo de la Bella Durmiente? No fueron cien años, no pasó de una noche. Yo, lo único que hice, fue vendarle el dedo. ¿La transformación de Pinocho en un niño de verdad? Pinocho se obsesionó con que una bruja mala le había hecho eso, pero era tan real como tú y yo. ¡Lo único que puedo hacer contigo, es darte otro golpe en esa cabeza de ajo! La bella princesa está enamorada perdidamente de ti. ¿Cómo, sino, iba a aceptar  tus regalos con tanto gusto, iba a dedicarte esas sonrisas tan bonitas y a decirte que te extraña? Corre si no quieres que vuelva a darte, corre." 
La Bestia, corrió cuanto más pudo hasta llegar al castillo de la princesa.

 
Ella estaba en su ventana, su largo cabello, casi llegaba a tocar el suelo. La Bestia acarició las puntas del pelo de su princesa durante un rato. Cuando se dio cuenta de que estaba perdiendo tiempo, corrió a las largas escaleras de caracol que llevaban hasta la princesa y... ¿sabes qué pasó? -Yo niego con la cabeza. Tú me besas y añades: FIN.

jueves, 16 de febrero de 2012

¡¡Hoy nos toca cocinar!!

Para ser felices, no necesitamos mucho, tan sólo tenemos que tener un poco de maña y poner todo nuestro empeño. La ingredientes no son demasiado complicados de conseguir y, la receta, es bien sencilla. 
Ingredientes:
-Una pizca de ilusión.
-Medio litro de amistad.
-Tres gotitas de esencia amor.
-Sonrisas. Cuantas más, mejor, que nunca son suficientes.
-Un botecito de aire puro.
-Cien gramos de polvo de hada.
-Un beso tierno de buenas noches. 
-Cinco abrazos. 
-Un trocito de algodón de azúcar rosa. 
-Una tableta de chocolate suizo.


Elaboración:
Mezclar en un cuenco el medio litro de amistad y las sonrisas. Remover con cautela y, siempre, con cariño. Dejar reposar. Tamizar los polvos de hada y añadir las tres gotitas de esencia de amor, el aire puro y el beso tierno de buenas noches. Añadir esta mezcla a la primera y meter al horno durante veinte minutos. Trocear el algodón de azúcar y remover junto el chocolate. Sacar el bizcocho del horno, una vez hayan pasado los veinte minutos. Cubrirlo entero con la masa de chocolate y algodón de azúcar. Finalmente, adornar con los abrazos y esparcir por encima la pizca de ilusión. ¡Voila!

miércoles, 15 de febrero de 2012

Tantos jardines y que yo solamente quiera una flor.
Tanto cielo y sólo anhelo una estrella.
Tantos mares y me basta con una gota de agua.
Tantos veranos y desear un solo rayo de Sol.
Tantas piedras y que yo tenga a la más preciosa
Tanto aire pero un mismo suspiro.
Tantas mariposas, pero sólo una sea la que me provoca un cosquilleo.

Tantas palabras y que seas el nombre de mi felicidad.

jueves, 9 de febrero de 2012

Te propongo un trato:

Vamos a jugar a ser pequeños, cuando toro era más simple.
¿Recuerdas cómo jugábamos a los cromos? Cambiábamos los que teníamos repetidos por otros que queríamos. ¡Podemos hacer eso!
Te intercambio una lágrima tuya por un chiste malo mío para que te rias por la cara de ilusión que se me queda al contarlo.
Me sobran sonrisas, dame una noche contigo y te prometo todas las que quieras.
¿Tienes abundancia de optimismo? Si me dejas robarte un poco de eso, te prometo todas mis horas libres para hacerme rabiar.
Ahora, ¿has olvidado que un cromo brillante valía por dos o hasta tres normales?
Soy consciente de que no tengo ningún cromo especial que valga por varios normales, pero tú, sí.
Te cambio los que quieras, cuantos cromos me pidas por algo tan simple como un beso tuyo.
Te daría la luna, lucharía por conseguir algo que sé que es imposible tener por que me dieses algo que no te cuesta nada, que no te supone esfuerzos: dame un "Te quiero" de esos que parece que te sobran.

miércoles, 8 de febrero de 2012

Haces que todo cobre un nuevo sentido.
Me dices que, si yo quiero, a través de la puerta del salón puedo ir al País de Nunca Jamás.
Que las cosquillas son el arma más letal.
Para ti, una flor no es solamente una simple flor, es una semilla que ha luchado por salir adelante, que de un brotecito, ha salido de debajo de la tierra, ha asomado tímidamente sus hojas y cuando el Sol le acaricia éstas suavemente, ella se ha puesto guapa para él floreciendo.

Cuando el aire huele bien, me haces creer que las hadas han estado revoloteando a mi alrededor, pero yo he sido incapaz de verlas.
Si llueve, me pides que no me deprima porque, después de la tormenta, saldrá un precioso arcoiris. 
Fig. Articulada Campanilla 107 cm
No sé cómo lo haces pero, cuando estoy contigo, veo todo por el lado positivo.  


jueves, 2 de febrero de 2012

Me encanta ver nevar.
Los copos de nieve, blancos inmaculados, caen despacito, como si tuvieran miedo de romper el suelo. Antes de hacerlo, se deslizan suavemente por el aire, como si bailaran la mejor pieza del Cascanueces de Tchaikovsky. Es mágico ver todo cubierto por un manto blanco. Aporta paz, tranquilidad, calma. El frío no es impedimento para disfrutar de ella. Un chocolate bien caliente, es la mejor receta para remediarlo. Y volver a ver los copos precipitándose, desde la ventana y quedarse, así, dormida...